domingo, 27 de enero de 2013

La misma historia de siempre


¿Por qué siempre pasa lo mismo? ¿Por qué nunca se aprende que el amor no está hecho para todos?

La misma historia de siempre: Chico conoce a chica. Chico habla con chica. Chica que es un encanto con el chico. Chico que coge mucho cariño a la chica. Chico que ayuda a chica con sus problemas. Chico que piensa en ella a todas horas. Chico que sabe lo que puede pasar. Chico que no quiere que le hagan daño. Chico que le echa coraje y le muestra sus sentimientos a la chica. Chica que dice que no al chico. Chica dice que ella quiere al chico como amigo. Chico con cara de gilipollas asintiendo. Esto es solo la primera vez.

El problema es que cuando ya tiene la experiencia, se quiere hacer a la idea del fracaso. Que no sea como la primera vez. Asimilar el duro golpe que le causó y hacerlo suyo, una parte más de él para que no le afecte. Pero no puede evitar sentirse vulnerable. Sentir que le va a explotar la cabeza. Que si es la negativa la respuesta, asumirla. No es tan sencillo ser de piedra.

Lo ideal sería que ella dijera que sí. Que lo intentaran. Si se quieren tanto, aunque al final pueda salir algo mal, si tanto se quieren, todo se mantendrá. Solo habrá sido una anécdota más en su relación. No se puede romper una amistad con amor si ambas partes se quieren por igual. Pero aquí reside la cuestión. Siempre hay uno que da más. Y este, en muchos casos, es el chico. Por lo menos, en este caso, es así.

Y aunque para ese chico, esa chica le demostrara cariño, le hiciera sentir especial, le diera lo que antes otras no le daban, desde luego no tenía la misma intención. Pero esa ceguera no la produce otra que la ilusión de pensar que, por fin, todo el amor que regala le seré correspondido. Por la idea de “justicia”. Pero Cupido no tira flechas de dos en dos.

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